Por supuesto, también algunos de sus animales eran imitaciones electrónicas. De eso no había duda, pero él, por supuesto, jamás había curioseado al respecto, así como ellos no espiaban para descubrir el verdadero carácter de su oveja. Nada habría sido más descortés. Preguntar ¿Es auténtica su oveja? era todavía peor que averiguar si los dientes, el pelo o los órganos internos de una persona eran genuinos.

Phillip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?