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Este artículo es la segunda parte de «Normas para crear subtítulos (1)». Se puede leer antes este artículo o su primera parte, pero es importante leer ambos.
En la primera parte de este artículo vimos las cuestiones más «técnicas» de los subtítulos para contenidos multimedia, tales como significado de los colores, ubicación, tiempo de exposición y demás. En esta segunda veremos cuestiones que tienen que ver con su redacción.
Hay dos reglas fundamentales a la hora de redactar subtítulos, en el siguiente orden de importancia:
No obstante, esto nos lleva a definir dos excepciones:
Pero vayamos por partes.
Primero, cuando por la velocidad de la locución haya que acortar la misma, antes que resumir la información hay unas técnicas para economizar vocabulario que la norma UNE 153010:2003 aconseja, y que es bueno emplear siempre que sea posible:
Segundo, la norma también indica unos casos especiales de ortografía, aunque algunos de ellos no son necesariamente aplicables a la web. Por ejemplo, la norma indica que se extiendan los nombres de los símbolos —«euro» por €, «yen» por ¥—, puesto que la tecnología de teletexto simplemente es demasiado antigua para permitir usar un juego de caracteres amplio. Como en nuestro caso no contamos con esas limitaciones, recojo sólo las normas de ortografía especial que tienen que ver con facilitar la legibilidad de los subtítulos, lo que nos deja sólo dos:
Todas estas indicaciones se centran principalmente en los subtítulos de las locuciones, pero además hay otra información que los subtítulos deben transmitir y que es necesaria para la comprensión de algunos contenidos multimedia. Vamos a verla a continuación.
Imaginemos una escena en la que un personaje camina por una habitación y súbitamente se detiene. Imaginemos que un personaje dice «Claro». En el primer caso, si no podemos oir el sonido de los pasos que le han hecho detenerse no podemos comprender la escena. En el segundo caso, ¿qué quiere decir «Claro»?, ¿el personaje esta de acuerdo o no?, ¿ha sido asertivo o irónico? Toda esta información es información contextual, y los subtítulos también deben transmitirla.
La información contextual puede dividirse en dos categorías: los efectos de sonido, y los elementos suprasegmentales de la locución.
Los efectos de sonido son toda información sonora que sea relevante para la información que pretende transmitir el contenido multimedia. En nuestro primer ejemplo, el sonido de los pasos sería un efecto de sonido; destaco lo de relevante porque no serían efectos de sonido, por ejemplo, los ruidos de ambiente que se oyesen en la sala de una conferencia, donde la información a transmitir es la propia conferencia.
Por su parte, los elementos suprasegmentales de la locución, incluyen todos aquellos aspectos relativos al ritmo y la entonación de la locución, por ejemplo, si la locución del personaje es entrecortada, irónica, susurrante o a voz en grito, es decir, todos aquellos aspectos que añaden información adicional las meras palabras pronunciadas.
¿Cómo se recoge todo esto en los subtítulos?
Ya vimos que los efectos sonoros se indican en la esquina superior derecha de la imagen, sobre fondo blanco y en azul o rojo. Sólo hay que añadir que los sonidos deben de ser descritos en lugar de emplear onomatopeyas:
En cuanto a los elementos suprasegmentales, se indican antes de la locución, entre paréntesis y en mayúsculas:
Un caso especial son los pensamientos de un personaje, que se indican añadiendo comillas al texto, además de la indicación correspondiente:
Bien, ahora que tenemos alguna noción sobre como crear subtítulos, tenemos que ver cómo hacer que sean una alternativa sincronizada a nuestros contenidos multimedia.
Lo ideal, por supuesto, no es integrar los subtítulos en el archivo multimedia, sino poder mantenerlos en un archivo aparte que nos permita editarlos de forma rápida, o bien proporcionar, por ejemplo, subtítulos en diversos idiomas para un mismo vídeo. Para lograr esto, existen dos estándares:
Bien, esto es lo que tiene que ver con los estándares, pero ahora tenemos que echar un vistazo a la situación real:
Como se ve, dependiendo del formato en el que hayamos decidido crear el contenido multimedia, tendremos que elegir también el formato de los subtítulos, al menos hasta que los reproductores integren los estándares de una forma más amplia.
Afortunadamente, contamos con la ayuda de programas como MAGpie (inglés), que nos permite por medio de una interfaz muy intuitiva sincronizar textos con el vídeo en cuestión, y nos permite exportar luego el proyecto a los formatos mecionados para Windows Media, Quicktime y RealPalyer. Y es gratuito, ¿qué más se puede pedir?
Como ya dije en la primera parte de este artículo, además de ofrecer alguna orientación para el hipotético caso de que se necesite subtitular un vídeo, lo que pretendía era adaptar las indicaciones de la UNE 153010:2003 a nuestro medio. No obstante, para comprender la importancia del subtitulado desde el punto de vista de la accesibilidad web recomiendo las siguientes lecturas:
Y como siempre, esto es sólo el primer paso.